¿Donald Trump 2020?: La campaña por la reconfiguración de la política estadounidense.
- Somos MX
- 3 jul 2019
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Por Guillermo Martínez (@MemoMtzGmz)

La reciente y creciente actividad que ha tenido el actual presidente de los Estados Unidos, especialmente en el panorama internacional, ha dejado en claro, entre otras cosas, su intención de permanecer al frente por un segundo periodo presidencial. En una primera instancia pudiera parecernos un tanto lejano el escenario electoral en Estados Unidos; sin embargo, la maquinaria se ha puesto ya en movimiento con el inicio de los debates que permiten conocer a los candidatos rumbo a 2020. En el caso de Trump no podemos sino resaltar que, prácticamente desde su primer día en la casa Blanca, ha estado trabajando para lograr prolongar su mandato mediante la reelección.
A pesar de que la contienda para elegir candidato se encuentra prácticamente en sus inicios, algunos nombres ya comienzan a posicionarse, desde personajes como William Weld, personaje controvertido por ser uno de los principales críticos de Trump dentro del partido Republicano; la emergente oleada demócrata encabezada por Julián Castro y Kamala Harris, quienes pretenden revitalizar la clase política estadounidense; hasta Bernie Sanders (cuya bien lograda campaña y capacidad de convocatoria lo llevaron a competir de manera férrea con Hillary Clinton para posicionarse como candidato representante de los demócratas) o Joe Biden, siendo este último el candidato que parece tener mayor solidez, experiencia probada y respaldo por parte de la población.
En lo que concierne al presidente Trump, la dinámica tiene una tesitura distinta, que claramente parece favorecerlo. Hace un par de semanas, el presidente Trump decidió dar “inicio” a su campaña rumbo a las próximas elecciones. Orlando fue la sede de este mítin, una ciudad que parece haber sido cuidadosamente elegida como punto de partida, ya que algunas encuestas indican que Trump ha perdido capital político en este punto de la ciudad, el cual fuera clave para su victoria en las elecciones de 2016. A pesar de que es innegable el mensaje –la pérdida de votantes potenciales a favor de una reelección- es importante puntualizar un par de consideraciones: Primera, en este sentido, sí podemos considerar que aún queda mucho tiempo, un enorme recorrido en el cual la balanza se puede inclinar nuevamente a favor del actual presidente de los Estados Unidos; finalmente, el hecho de que el republicano no lidere las encuestas no quiere decir que no tenga un gran número de votantes que lo respalde.
El curioso fenómeno de polarización que generó Donald Trump durante su primera campaña, en el cual miles y miles de personas pertenecientes a todos los estratos sociales se manifestaron en su contra y a pesar de ello el magnate logró su cometido de llegar a la Casa Blanca, sigue latente hoy en día, e incluso podríamos afirmar que lejos de aminorarse se ha exaltado, basta con tener presente los casos de racismo, xenofobia o las manifestaciones abiertas de apoyo hacia Trump que día con día se hacen públicos. A pesar de que sí existe, y es importante destacarlo, un enorme descontento alrededor de la figura de Trump y de todo lo que de ella emana, la situación se torna preocupante cuando apreciamos cómo estos ecos nacionalistas y xenófobos resuenan en otras latitudes, como el caso de Brasil, Francia, Rusia, entre otros.
Más allá de los resultados tangibles que ha traído la administración Trump a la población estadounidense, mejorando sus condiciones de vida, el actual presidente ha buscado que la agenda gire de manera directa o indirecta en torno a su persona, en un gobierno que se ha tornado sumamente personalista y que bajo esa premisa parece perfilarse el segundo mandato, en caso de darse. Cuando logran llegar al poder, este tipo de gobiernos suelen adoptar, en mayor o menor medida, algunas prácticas autoritarias, así mismo, la disidencia es sancionada y se buscan estrategias a fin de silenciarla.
Teniendo presente la solidez y el grado de madurez que caracteriza a las estructuras que componen el sistema político estadounidense, podemos ser un tanto optimistas en este sentido y, quizá, considerar como algo lejano que un gobierno pueda degenerar en un autoritarismo, sobre todo como el que se presenta en países como Venezuela; sin embargo, es importante y se vuelve menester, observar que prevalezcan siempre los principios que rigen el ideal democrático y evitar que comiencen a aparecer estos signos de personificación del poder, por lo que la participación, en primera instancia, de la ciudadanía, sociedad civil, medios de comunicación y clase política se vuelven fundamentales.
Bajo el contexto de la campaña electoral, uno de los hechos más destacables es que el presidente estadounidense prácticamente ha conservado a la totalidad de su equipo de campaña de 2016. Si asumimos que ellos han estado detrás de cada acto realizado por Donald Trump que conlleve su aparición en la escena pública, podemos concluir que este grupo de personas se han vuelto especialistas, y tienen claro no sólo su objetivo, sino la estrategia, una que no se ha visto modificada sustancialmente, sino solo ha evolucionado y se ha perfeccionado: Mantener los reflectores en la figura presidencial, mostrarlo como un personaje disruptivo, dominante y controvertido, participativo en aquellos temas que aunque delicados, forman parte de su agenda de trabajo, una agenda de trabajo mediática.
Cada decisión política, cada orden ejecutiva o declaración -desde la estrategia de contención a la ola migrante proveniente de Centroamérica, la ronda de reuniones con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-Un, hasta la guerra comercial que ha librado no solo con China, sino con otros países del continente asiático- cada una de estas acciones de carácter político o no, ha sido especialmente encaminada a mantener en el foco y fortalecer a nivel interno la figura de Trump, sobre todo en aquellos Estados que, por su tradición republicana, resultan clave para su campaña, como el ya mencionado caso de Florida o Pensilvania.
La peor equivocación que podría cometer tanto la ciudadanía como la clase política, es repetir justamente lo que aconteció en 2016: Una injustificada falta de credibilidad en la capacidad de convocatoria lograda por Trump y su discurso nacionalista. La sociedad estadounidense tiene ante sí (y de manera irónica, gracias al propio Trump) una invaluable oportunidad de reconfigurar la dinámica de su política interna y las reglas, formales e informales, con las que la misma se maneja, en un momento sumamente crítico tanto para la propia sociedad estadounidense como para la región y la sociedad internacional en su conjunto.
Fuentes:
BBC News Mundo (2019). Trump 2020: el presidente de EE.UU. lanza oficialmente su candidatura a la reelección arropado por miles de seguidores en Florida. Recuperado de: https://www.bbc.com
Pramuk, Jacob (2019). Trump to launch his 2020 White House bid in Florida as polls show him trailing his Democratic rivals. Recuperado de: https://www.cnbc.com
Reints, Renae (2019). Meet the Republicans Likely to Challenge Trump in the 2020 Primary. Recuperado de: https://fortune.com
Ansorena, Javier (2019). Trump 2020: regresa a la campaña de la que nunca se fue. España. Recuperado de: https://www.abc.es
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