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AMLO y Bolsonaro. Sobre seguridad y sociedad de la información.

  • Foto del escritor: Somos MX
    Somos MX
  • 6 may 2019
  • 6 Min. de lectura

Por Guillermo Martínez (@MemoMtzGmz)


Violencia, inseguridad, precarización de las condiciones laborales, movilidad y urbanización, desaceleración económica, corrupción; una lista sumamente extensa de condiciones de este tipo hacen que, en pleno siglo XXI, vivir en nuestro país se vuelva complicado, a pesar de todas las conquistas y logros que generaciones pasadas han alcanzado en cientos de aspectos: política y democracia, derechos humanos, crecimiento y desarrollo económicos, diplomacia, presencia en foros internacionales, derechos de grupos históricamente vulnerables, difusión cultural, entre otros.


En una primera instancia, pudiera parecernos relativamente lejano el pasado mes de Julio de 2018, en el que millones de ciudadanos decidieron tomar un rol activo en, quizás, uno de los momentos históricos más relevantes en la historia del México contemporáneo (dejo a criterio del lector si ese carácter histórico con el que califico la pasada justa electoral, adquiere una connotación positiva o no tan positiva). Han transcurrido tan solo cinco meses desde que Andrés Manuel López Obrador asumió el cargo de Ejecutivo Federal, y para bien o para mal, la agenda que ha tenido que atender nuestro actual presidente ha sido por demás extensa, puesto que si bien ha demostrado la determinación de atender algunos de los asuntos más urgentes de la nación, que formaron parte de su discurso de campaña, ha habido otros que le han surgido de improviso y ha tenido que lidiar con ellos con la misma urgencia:


- La conformación de su gabinete,

- la cancelación del NAIM,

- la estrategia de combate al robo de gasolina y el desabasto de combustible,

- la composición de las ternas para la elegir a los integrantes de la CRE (Comisión Reguladora de Energía),

- la carta al rey de España solicitando disculpas por las violaciones a los derechos durante la época de la conquista.


Estas son solo algunos de los principales asuntos que han formado parte de la agenda política en lo que va de 2019.


Las redes sociales se han convertido en el escenario, el espacio en el cual, miles de personas manifiestan su opinión respecto al quehacer político del presidente de la República, ya sea para sancionar, criticar y condenar; o bien, para aplaudir, respaldar y justificar. Esta polarización de la sociedad, que se originó durante la época de campaña electoral, se acentuó durante el transcurso de la misma y al día de hoy, podemos afirmar que, lejos de aminorarse, continúa generando división en el país con cada decisión que toma el Ejecutivo Federal.


Fue justamente en redes sociales donde hace unos días encontré una imagen, entre tantas que circulan por la red, donde se mostraban los titulares de dos noticias que tenían algo en común: los resultados en materia de seguridad de dos gobiernos recientemente en funciones. Brasil y México, Jair Bolsonaro y Andrés Manuel López Obrador. Dos escenarios opuestos, dado que los titulares resaltaban los resultados de uno frente a la falta de respuesta del otro; sin embargo, la imagen era carente de información alguna, salvo la provista por los encabezados mismos. Ninguna cifra, ningún parámetro comparativo, ningún análisis, así que el ejercicio de indagación, si es que había un interés en tal, tendría que correr por cuenta propia, tal como se verá en las siguientes líneas.


Para contextualizar al lector, el surgimiento de la imagen a la que hago referencia se da luego de la publicación de una comparativa en materia de seguridad por parte del Secretariado Ejecutivo Del Sistema Nacional De Seguridad Pública (SESNSP), en la cual se contrasta el total de víctimas de homicidio doloso del primer trimestre de 2019 respecto al año anterior, en el cual los resultados fueron alarmantes por decir lo menos, debido a que las cifras actuales son las más altas respecto al mismo periodo en años anteriores -8 mil 493 víctimas, contra 7 mil 750 que hubo en 2018- siendo este primer trimestre del año el más violento del que se tenga registro.


Los datos resultan escalofriantes bajo cualquier punto de análisis, sobre todo teniendo en cuenta, por una parte, las controvertidas declaraciones del presidente respecto a su estrategia de poner “fin a la guerra contra el narco”, en la cual aseguró que la decisión de acabar con la detención de capos tiene la finalidad, justamente, “disminuir el número de homicidios diarios”, en palabras del propio presidente; y por otra parte, la conformación y reciente entrada en funciones de la Guardia Nacional que, dejando de lado las críticas que ha recibido por parte de especialistas y distintas organizaciones previo a su aprobación, generó un ambiente de incertidumbre y anarquía. La combinación de ambos elementos, dieron al crimen organizado un mensaje positivo para continuar sus operaciones, las disputas por el control de determinadas plazas y zonas estratégicas, y el resultado: las cifras publicadas por el SESNSP.


En el caso brasileño, los resultados arrojaron una reducción en los homicidios del 25% en el primer bimestre de 2019 (6 mil 856 casos) respecto al mismo periodo de 2018, que tuvo un total de 9 mil 94 casos, que se traduce en una disminución de poco más de 2 mil 200 homicidios. De acuerdo con especialistas e investigadores independientes en temas de violencia y seguridad del país sudamericano, fue en 2017 cuando la ola de violencia se desató en Brasil y se registraron las cifras más altas en cuanto a homicidios (59 mil en todo el año, es decir, 162 homicidios por día) luego de que una crisis en el sistema penitenciario agudizara las guerras entre pandillas, llevando así la violencia de las cárceles a las calles.


Luego de haber leído las cifras anteriores, la lógica nos indicaría que, en efecto, el gobierno de Bolsonaro ha resultado más eficiente en cuanto al combate a la violencia, sin embargo, lo que debemos de pensar es qué hicieron y qué dejaron de hacer -en materia de seguridad- los gobiernos que precedieron a ambos mandatarios, y solamente de esa manera entenderemos que los resultados atienden más a una serie de decisiones tomadas previamente, y en una segunda instancia las acciones propias de los actuales gobiernos.


En el caso de Brasil, la creación del Ministerio de Seguridad Pública, el aumento del presupuesto federal destinado a la lucha contra la violencia (717 millones de dólares) y un cambio en la legislación para poder utilizar mayores recursos económicos en el área de seguridad, todas estas acciones llevadas a cabo en 2018, antes de la llegada de Bolsonaro a la presidencia, constituyen el trasfondo de los resultados que hoy posicionan y legitiman, el gobierno del brasileño en el plano nacional e internacional.

Desafortunadamente, en el caso mexicano, los esfuerzos del gobierno anterior en materia de seguridad fueron insuficientes, e incluso fue señalado en más de una ocasión por su ineficacia en casos críticos como el de Ayotzinapan o Nochixtlán, que incluso acapararon la atención de la prensa internacional y distintos organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes e incluso el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.


A manera de conclusión, hay dos puntualizaciones que parecen más que pertinentes: que la finalidad de estas líneas en ningún momento es la de eximir a nuestro actual mandatario por los resultados en materia de seguridad, puesto que debe redoblar esfuerzos para mejorar la actual situación de nuestro país; y en segundo término, el lector deberá tener presente que la intención del texto no es únicamente continuar con la difusión de la lamentable situación en nuestro país mediante las cifras anteriormente mencionadas, sino también, exhortar a las personas -a través de la breve comparativa con el caso brasileño- a que hagan un ejercicio crítico respecto a la información que se publica en internet, que profundice el análisis mediante la búsqueda y contraste de distintas fuentes de información, siempre tomando en cuenta que sean fuentes fidedignas e imparciales, ya que tal como lo mencionara Umberto Eco, y posteriormente lo retomara Roman Gubern en su libro El eros electrónico, internet es como una gran biblioteca desordenada, en la que los ciudadanos de la era digital nos enfrentamos a la disyuntiva de que, a pesar de que hoy en día disponemos de información al alcance de todos en proporciones nunca antes vistas, tenemos dificultades para saber dónde buscar.


Fuentes:

  • Animal Político. (2019). Arranque de 2019, el más violento del que haya registro: 8,493 personas asesinadas. México. Recuperado de https://www.animalpolitico.com

  • Diario la Jornada. (2019). Durante mandato de Bolsonaro descienden homicidios en Brasil. México. Recuperado de https://www.jornada.com.mx

  • Periódico La Razón. (2019). Asesinatos en México crecen 9.7% en el primer trimestre de 2019. México. Recuperado de https://www.razon.com.mx

  • Xinhua Español. (2019). Brasil redujo en un 25 % el número de homicidios en el primer bimestre del año. Recuperado de http://spanish.xinhuanet.com

  • Espinosa, Erendira y Méndez, Ernesto. (2019). Guardia Nacional inicia operaciones; vigilan municipios de Veracruz y Oaxaca. México. Recuperado de https://www.excelsior.com.mx

  • Lara, Carlos. (2019). Guerra contra el narco ya terminó, asegura AMLO. México. Recuperado de https://www.elsoldemexico.com.mx


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